Desde Puebla, Yucatán, Campeche y Ciudad de México. Ni la distancia ni los límites de los Estados fueron impedimento para más de medio centenar de jóvenes rurales realizaran durante cuatro días una inédita Caravana de jóvenes. Cansados de no ser escuchados y conscientes de los problemáticas que los aquejan en sus distintos territorios, se reunieron a intercambiar experiencias, debatir y planificar acciones para incidir en las políticas públicas.

Poco se sabe sobre los jóvenes rurales en México, sus realidades, sus aspiraciones y lo que requieren para vivir bien. Yolotzin Zamora es gestora intercultural. Tiene 30 años y vive en el municipio de Cuetzalan, una localidad de la Sierra Norte de Puebla. En octubre pasado, un grupo de jóvenes apicultores de José María Morelos, de la península del Yucatán, visitaron la Unión de Cooperativas Tosepan. Entonces, dice Yolotzin, “ambos grupos de jóvenes nos dimos cuenta que teníamos muchas inquietudes en común, nos preocupaban casi las mismas cosas: nuestro futuro, el estar en nuestras comunidades, regresar y no tener fuentes de empleo, no tener actividades artístico culturales. Y nos preocupaba también lo que pasa en las comunidades por los mega proyectos que nos alcanzan y nos hacen estar defendiendo la vida”.
Entonces, decidieron hacer una visita a Yucatán y Campeche. Una Caravana de jóvenes que se organizó durante cuatro meses y se concretó entre el 23 y 26 de mayo. Con una metodología emancipadora, los y las jóvenes compartieron con el fin de apropiarse de las narrativas que se suele decir sobre ellos, además de conocer otras realidades.
“La idea principal era que nos vean como un grupo organizado, juventudes rurales organizadas que no estamos conformes en cómo nos miran desde la política pública. No estamos contemplados como sujetos de las políticas destinadas a las zonas rurales del país y eso repercute en la forma en que tenemos oportunidades para seguir en nuestras comunidades”, agrega Yolotzin, quien fue una de las coordinadoras de la Caravana.
“La idea de una caravana en vez de un solo encuentro era ir armando fuerzas. Era una caravana porque nos juntamos primero de la Ciudad de México, varias comunidades de la Sierra Norte de Puebla y a lo largo del camino nos encontrábamos con otros jóvenes de las comunidades, en Campeche y en Yucatán. Como las caravanas de migrantes, aquí hay una idea de esfuerzos y tejer vínculos y ser más fuerte juntos”, complementa Zoé Vangelder, antropóloga e investigadora miembro del Grupo de Diálogo Rural – México y también coordinadora de la Caravana.
“Este nuevo gobierno tiene la idea de que los jóvenes somos ninis. Queremos romper ese paradigma, desde un contexto urbano tal vez sí hay jóvenes que no trabajan ni estudian, pero en las comunidades rurales hay jóvenes haciendo cosas por la vida, por el medio ambiente. Yo hago comunicación comunitaria desde las herramientas que nosotros tenemos. Queremos romper ese paradigma que viene desde la misma idea del capitalismo y desde el centralismo”, opina Ignacio Contreras, joven nahua de la localidad de San Miguel de Xinacapa, del estado de Puebla.
La caravana se propuso diversos objetivos, como empoderar a los jóvenes rurales a través de metodologías emancipadoras, facilitar el intercambio de saberes relacionados con la participación políticas de jóvenes rurales, fortalecer los vínculos entre organizaciones comunitarias y fomentar el desarrollo de nuevos liderazgos.
“La experiencia vivida fue algo que nos transformó. Nos hizo sentir, vivir realmente el calor, cómo esos campos en Hopelchen están devastados por la agricultura industrial, nos hizo sentir la naturaleza que existe en la península de Yucatán. Y cuando vinieron los compañeros mayas de Quintana Roo también sintieron lo que es caminar por veredas de Sierra, sintieron la neblina, el frio, la lluvia constante, comieron nuestra comida. Eso es parte de aprender y transformar, de entender que tenemos contextos, tiempos muy distintos. Y a través de ese conocimiento, construir”, afirma Yolotzin.
Rimisp participó en una de las actividades de la Caravana, dedicada a la participación de los jóvenes en el proceso de políticas públicas. “Sostuvimos un diálogo con tres grupos de jóvenes (mayoritariamente provenientes de contextos rurales) a partir del cual explicamos brevemente en qué consiste el proceso de políticas públicas, así como algunos ejemplos de políticas dirigidas a la juventud promovidas actualmente por el gobierno federal en México. A partir de esto, se detonó la participación de los jóvenes quienes externaron su interés en conocer más acerca de cómo las necesidades sociales se traducen en acciones de gobierno, así como sus experiencias como parte de alguno de estos programas. De manera general, señalaron sentir que existen pocos canales de interacción con las instituciones gubernamentales, así como la percepción de que esto ha afectado una caracterización adecuada de sus necesidades”, asegura Perla Legorreta, integrante del GDR-México.
“Fue un ejercicio muy interesante porque los jóvenes participaron con gran entusiasmo, no sólo para transmitir sus experiencias sino también para conocer sobre el proceso de políticas públicas al mostrarse muy receptivos a aprender sobre estos temas. Adicionalmente, creo que fue muy útil para reforzar la idea de que la juventud en México es sumamente heterogénea y que demanda utilizar mecanismos más sofisticados para caracterizar su realidad”, agrega.
Actualmente existen programas gubernamentales dirigidos a los jóvenes rurales, como el “Sembrando Vidas” o el “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Yolotzin complementa lo dicho por Ignacio: “Falta vernos, no a través del trabajo del sistema capitalista, porque hay muchas formas de trabajar, participar y contribuir en nuestra comunidad que no precisamente pasan por el sistema monetario o por un valor económico, sino que tienen un sentido que hace que nosotros estemos construyendo y dándole continuidad a este colectivo que nos hace como pueblos”.
La caravana finalizó con una gran asamblea, a la que llegaron más de 40 jóvenes rurales, así como algunos urbanos de Mérida. Hablaron sobre las brechas entre jóvenes urbanos y rurales, sobre sus experiencias y aprendizajes. En esa instancia, Leticia Vázquez, de la Unión de Cooperativas Tosepan, habló fuerte y claro: “Me preocupa mi futuro así que voy a salir y usar mi voz, porque aún que soy una joven rural estudio, me organizo, investigo y soy capaz de construir mi propio futuro”.
“Los jóvenes estamos luchando y haciendo que nuestro futuro tenga un sentido mejor, tratando de cambiar esta realidad que tenemos. No queremos que se siga matando al territorio, la naturaleza. La Caravana fue un encuentro y algo muy llenador y que me vitalizó mucho, me hace sentir con ganas de seguir luchando”, dice Ignacio al finalizar.
(Fotos de Victor Manuel Chima Ortíz)