Resumen:
Durante los últimos treinta años, el pueblo rural de La Calera a las afueras de Bogotá, Colombia ha recibido un influjo de residentes de clase media-alta que quieren vivir “en la naturaleza”. Estos nuevos residentes exurbanos llegaron a las montañas andinas a vivir junto a los viejos residentes, quienes son descendientes de campesinos y mineros que viven “de la naturaleza”. Las distintas visiones de qué es la naturaleza o cuáles son sus usos crean una serie de interacciones entre residentes que van a decidir el futuro de los recursos ecológicos de esta área de cara a una expansión urbana creciente.
A diferencia de otros casos de gentrificación, esta tesis muestra cómo los nuevos y viejos residentes de La Calera usan preocupaciones ambientales para tender puentes entre las diferencias de clase social y exigen que el Estado brinde distintos servicios. Ambos grupos de residentes crean coaliciones interclase a través de lo que llamo tercera naturaleza, o la forma como quieren tanto proteger como seguir usando los bienes ecológicos al intervenir en los paisajes físicos y políticos contra un Estado que induce la escasez al hacer cumplir de forma selectiva las políticas ambientales en detrimento de los calerunos.
Los residentes interactúan en cuatro lugares clave para crear la tercera naturaleza. Primero, negocian cómo usar los recursos naturales para el sustento de los campesinos mientras al mismo tiempo mantienen las estéticas y prácticas “verdes”. Segundo, los nuevos y viejos residentes construyen acueductos comunitarios para obtener agua. Tercero, compartían un objetivo común en exigir que gocen de los beneficios ecológicos y económicos de un nuevo proyecto de “eco-parque”. Finalmente, criticaron de forma activa las políticas de planeación en las reuniones participativas para detener más crecimiento urbano. Esta tesis abre la puerta para ver procesos similares en áreas urbano-rurales en otros contextos.
Abstract:
For the past thirty years, the small rural town of La Calera in the outskirts of the Colombian capital of Bogotá has received an influx of upper-middle class residents that want to live “in nature.” These ex-urban newcomers arrived to the Andean highlands to live next to the long-time residents, who are descendants of peasants and mining workers that live “off nature.” The different visions of what nature or its uses should be create a series of interactions among residents that will decide the future of this area’s ecological resources in the face of further urban expansion.
Contrary to other gentrification cases, this dissertation shows how newcomers and longtimers in La Calera use environmental concerns to bridge social class rifts and demand the state to provide different services. Newcomers and longtimers create inter-class alliances through what I call third nature, or how they want to both protect and keep using existing ecological goods by intervening in the physical and political landscapes against a state that induces scarcity by selectively enforcing environmental policies to the detriment of Calerunos.
Residents interact in four key sites to create third nature. First, they negotiate how to use natural resources to sustain peasants’ livelihoods while at the same time maintaining “green” aesthetics and practices. Second, newcomers and longtimers build community aqueducts to obtain water from the surrounding páramo ecosystems. Third, Calerunos shared a common goal in demanding they enjoy the ecological and economic benefits of a new “eco-park” project. Finally, residents actively critiqued the planning policies in participatory meetings to halt further urban growth. This dissertation opens the door to see similar processes in rural-urban areas elsewhere.
Hallazgos principales:
1- La “conciencia ecológica” de los recién llegados contrasta con las prácticas ecológicas de los veteranos, lo que crea lugares de disputa entre los vecinos.
2-La zona rural de La Calera carece de acceso a acueductos. Esta falta de apoyo estatal en la infraestructura llevó a los residentes a organizarse para desarrollar acueductos comunitarios.
3-El Parque Ecológico San Rafael se iba a construir a pesar de las críticas de residentes viejos y nuevos, que expresaron en distintos escenarios conjuntos.
4-Ambos grupos de residentes mostraron sentimientos contrarios al crecimiento urbano y una desconfianza hacia el Estado, lo que llevó a una respuesta más cohesionada en los mecanismos de planificación participativa.
5-A pesar de los diferentes usos de la naturaleza, los residentes de La Calera le atribuyen significados similares.
Mensaje del autor
“Este texto es un caso un tanto atípico: en lugar de conflictos entre personas de distintas clases, lo que mi investigación muestra es bajo qué condiciones pueden generarse coaliciones de conveniencia frente a la expansión urbana. Los intereses políticos y ambientales de diversos grupos de residentes, junto a las regulaciones estatales, pueden llevar al desarrollo de herramientas participativas y el uso de acciones legales para mantener una visión particular de ruralidad y naturaleza. Este texto es de interés para investigadores sociales, planificadores y líderes comunitarios para entender en qué casos puede existir esa coalición entre clases en las zonas rurales.”