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Rimisp. MÉXICO. “La visión territorial es fundamental para tomar decisiones más acertadas de política pública y Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural ha hecho una importante contribución al respecto, con su Informe Latinoamericano sobre pobreza y desigualdad, que ha publicado periódicamente desde 2011”, afirmó Claudia Serrano, embajadora de Chile ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Al participar en el 5º Foro sobre Estadísticas, Conocimiento y Políticas de la OCDE: “Transformando las políticas, cambiando vidas” –realizado del 13 al 15 de octubre en Guadalajara, Jalisco, México-, mostró un ejemplar del más reciente Informe. Afirmó que este reporte analiza la situación del bienestar a partir de 27 indicadores en el marco de seis dimensiones (educación, salud, dinamismo económico y empleo, ingreso y pobreza, seguridad ciudadana y género)y consideró que este Informe complementa el trabajo de la OCDE para impulsar el bienestar social.
Claudia Serrano, ex directora de Rimisp, reflexionó sobre el concepto de “bienestar”, término clave en el Foro, y dijo que es la capacidad de las personas para desarrollarse en todo su potencial y ello aplica también en los territorios.
La intervención de Claudia Serrano ocurrió el primer día del Foro, en la mesa denominada “El bienestar a nivel local y regional: logros y desafíos”, donde destacó la importancia de tomar con cautela los “promedios”, pues si bien éstos son señales de las tendencias macro de los países “nos engañan un poco, no permiten hilar fino el dónde están los problemas”; por ello, agregó, es importante buscar fórmulas de observación en detalle. De otra forma, “no comparamos bien, no medimos bien, no tomamos buenas decisiones”.
Si no hay observación con perspectiva territorial, no se incorpora en las políticas consideraciones tales como los activos, los capitales, los recursos, la memoria, las personas, los recursos naturales, los emprendimientos, la memoria económica y las historias de éxitos y fracasos de cada territorio. Y, por tanto, no se generan cadenas virtuosas para fortalecer esos territorios.
En entrevista a Rimisp, Claudia Serrano afirmó que su mención del Informe Latinoamericano durante el panel fue porque “me parece que fue pionero en relevar la importancia de tener datos desagregados en indicadores de bienestar. La OCDE lo está haciendo ahora para sus países miembros. Plantea ¿cómo es la vida en tu país y en tu región? y efectivamente compara todas las regiones de los países miembros de la OCDE que son 34. Y confirma exactamente lo mismo que el Informe latinoamericano, que el indicador que escojas tiene importantes desigualdades territoriales. Quiero relevar el trabajo pionero de Rimisp en esta materia, el Informe Latinoamericano me parece súper valioso”.
“Tengo la convicción de todo el trabajo en el ámbito territorial que ha desarrollado y desplegado Rimisp es fundamental. Tenía esa convicción cuando fui directora de Rimisp y la compruebo después de estar trabajando con equipos de la OCDE, pues compruebo cómo estos conceptos de desigualdad, de bienestar, de medición del progreso de una manera más compleja, de incorporar la perspectiva multidisciplinaria a las políticas del desarrollo, etcétera, se han puesto a la orden del día en la OCDE.
La ex Directora de Rimisp agregó que “esos mismos conceptos son el leitmotiv, la estructura de pensamiento con la cual funciona Rimisp. Me parecen de una legitimidad inmensa y que el desafío que en algún momento tomó Rimisp de orientase de manera creciente a asesorar gobiernos en materia de política pública en estos temas de inclusión social, es extremadamente válido”.
Comentó que el reconocimiento de las diferencias territoriales para impulsar políticas adecuadas para los territorios es una herramienta muy poderosa, no solo en términos de ruralidad, sino en todo tipo de emprendimientos productivos o de mejores oportunidades que están localizadas en los territorios. “No sólo para superar brechas o ir con políticas de acción afirmativas hacia sectores vulnerables, como pudiera ser el mundo rural, sino también en un sentido de oportunidad o de posibles cursos de acción en el área económica o de innovación social. Y eso está allí, en los activos que están en los territorios y que no se activan debido a políticas ciegas”.
La actual Embajadora de Chile ante la OCDE, “existe una numerosa evidencia que indica que la desigualdad altera el crecimiento. Hay gente que hace muchos años venimos diciendo que la desigualdad es intolerable porque daña la convivencia, la cohesión social, la paz social; daña la posibilidad de que las personas se puedan imaginar una mejor vida, porque observan que tienen oportunidades muy distintas”.
“Pero además ahora existe nueva información que nos demuestra que no solo eso ocurre, sino que además daña el crecimiento, se pierden capacidades, se pierden talentos, se pierde confianza, lo cual finalmente produce un efecto inverso al crecimiento. Esto es muy sólido porque en el mundo de los economistas muchos pensaban que había una contradicción entre crecimiento e igualdad o integración social. Primero crecíamos y después nos preocupábamos de la pobreza y la desigualdad social. Y no, resulta que hay límites para eso”.
“Los temas de desigualdad, si cabe decirlo así, tienen una nueva legitimidad hoy, una nueva mirada, y sobre todo se han instalado en el pensamiento económico dominante […] El trabajo que ha hecho la OCDE en los últimos años lo demuestra, que la preocupación por la desigualdad o por la inclusión social, que son dos caras de la moneda pero son distintas, tienen una legitimidad inmensa.Los temas de inclusión y bienestar, por lo tanto, también están cuestionando viejos paradigmas porque lo que ha descubierto el pensamiento económico dominante, después de la crisis y de las dificultades de superar la crisis, es que pensar que la prosperidad es sinónimo del PIB no es suficiente”.
Finalmente, Claudia Serrano señaló que “el crecimiento no garantiza bienestar, no garantiza calidad de vida, expansión de las capacidades de las personas. Por tanto, la lucha por cerrar brechas de desigualdad, ofrecer calidad de vida en un sentido profundo, en el sentido del ‘buen vivir’ involucra arreglos institucionales y reglas del juego; las reglas se pueden cambiar. Esos son nuestros desafíos.”
Sobre los Objetivos del Desarrollo Sustentable, Claudia Serrano dijo que los 17 objetivos que implica “son conmovedores. Lo sé porque me tocó conocer el enorme trabajo que hay atrás de ese enunciado; en la medida que se haga realidad, efectivamente pueden hacer que las cosas mejores para la humanidad”.
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