La sexta edición del Informe Latinoamericano sobre Pobreza y Desigualdad 2021 –El Sistema Alimentario en el Territorio – llega en un momento coyuntural en el que, tras la irrupción de la pandemia del Covid-19, el panorama es aún más desafiante para los territorios de la región. En esta ocasión, además de presentar el avance hacia el cumplimiento de las metas establecidas en la Agenda 2030 y su expresión diferenciada en los territorios, el informe se concentra en el análisis de una dimensión que cobró mayor relevancia durante la crisis sanitaria dada su alta vulnerabilidad: los sistemas alimentarios.
Para esto, y en aras de conocer cómo ha impactado la pandemia a la desigualdad territorial, la primera parte del informe compara un conjunto de indicadores para un periodo anterior y posterior de la irrupción de la pandemia. Así, la publicación dispone de información sobre pobreza, salud, educación, dinamismo económico y empleo, ingresos, seguridad ciudadana e igualdad de género en la región, y expone varios desafíos presentes ante la magnitud de brechas territoriales al interior de los países.
Posteriormente, a partir de la aplicación de la metodología del IET (Índice de Equidad Territorial) a un conjunto de indicadores representativos de tres dimensiones de desempeño del sistema alimentario (alimentaria, socio-económica y medioambiental), el informe evalúa la capacidad de los territorios para garantizar la seguridad alimentaria de los habitantes, su contribución a la generación de oportunidades de empleo inclusivas y de riqueza, y su impacto en el medio ambiente que lo sustenta.
Finalmente, para ilustrar la heterogeneidad de sistemas alimentarios en la región, el informe expone estudios de caso de cinco territorios latinoamericanos que presentan dinámicas, desafíos y ventajas particulares. Donde se resaltan las realidades que se esconden tras las brechas y la interacción entre el sistema alimentario y las dinámicas territoriales.