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Editorial de Yuritzin A. Flores Puig, directora de Rimisp en México
El COVID-19 nos ha puesto en jaque, manteniéndonos en confinamiento y en distanciamiento social, imponiéndonos nuevos retos para lograr continuar con actividades cotidianas como trabajar, asistir a la escuela, ir al supermercado o ir de compras, incluso tomar clases de pintura, yoga, cocina, baile y una infinidad de actividades recreativas.
El virus logró cambiar nuestros hábitos y rutinas de inmediato. Conforme el COVID-19 se fue propagando entre las distintas regiones del mundo, nos demostraba que jamás estuvimos realmente preparados para este cambio, la resistencia no era una opción, ya que nuestra salud, la de nuestras familias y amigos estaba en riesgo.
De pronto, el trabajo en casa o teletrabajo se apoderó de los espacios en nuestro hogar (la sala, el comedor, cocina, etc) y del uso de internet, este sistema de trabajo que se venía implementando en algunas empresas, no fue una práctica del todo ajena; pero, de un momento a otro se habilitaron plataformas para que niños y jóvenes retomaran la escuela en línea, un cambio radical para todos: profesores, alumnos, padres de familia, un modelo que aún sigue imponiendo retos, no ha sido fácil.
Un día las aplicaciones de los teléfonos móviles se volvieron las herramientas para nuestra subsistencia, con un clic, logramos hacer el supermercado, pagar servicios, comprar medicamentos, pedir comida, hacer compras, y lo mejor, todo hasta la puerta de nuestra casa. Las tecnologías nos salvaron de varias, me parece que uno de los grandes beneficios de tener internet, un teléfono inteligente y tiempo, es el poder estar cerca de nuestras familias, amigos y colegas, con una simple llamada.
Al mismo tiempo, las Tecnologías de Información (TICs) en nuestras vidas tomaron mayor relevancia, pero también el comportamiento de estas se modificó drásticamente: el uso de internet como fuente de consulta e información fue en aumento, especialmente entre niños y jóvenes como parte de sus actividades escolares; los usuarios empezaron a leer más, empezamos a tener acceso a eventos culturales gratuitos en línea, a cubrir nuestros espacios de tiempo libre con cursos de mil y una cosa distinta, pero el uso de internet aumentó sobre todo en la búsqueda de noticias en tiempo real y mantenernos informados –aunque en este punto las fake news se han convertido en un virus virtual, la transformación de la verdad y la realidad en este momento en el mundo virtual es fácil, aunado a que no se consultan otras fuentes de información.
Esta pandemia pareciera que nos detuvo, en un espacio físico y de movilidad claro que lo hizo, pero no del todo, ya que en lo virtual logramos continuar. Ese es el caso del trabajo que realizamos desde Rimisp, en donde a pesar del COVID-19, y las circunstancias adversas a las que nos enfrentamos en cada una de nuestros países, las redes sociales y plataformas virtuales nos han ayudado a continuar con nuestra labor en pro del desarrollo inclusivo de los territorios rurales en América Latina.
La generación de conocimiento es una las acciones que realizamos desde Rimisp, ya que nos permite tener una mejor comprensión de las transformaciones del mundo rural en el continente, y así, contribuir a la formulación de mejores estrategias y políticas para un desarrollo sostenible e inclusivo. Además, creemos que el conocimiento debe compartirse y servir a otros, para seguir construyendo, es aquí donde las redes sociales nos han facilitado difundir nuestros contenidos, pero sobre todo nos han dado la oportunidad de acercamos a más personas, interesadas y preocupadas por los problemas y transformaciones que enfrentan los territorios rurales en América Latina.
Una de las actividades previstas y ansiadas para nosotros en este año ha sido el compartir los resultados de nuestro “Informe Latinoamericano sobre Pobreza y Desigualdad, Juventud Rural y Territorio”, que es parte de una serie de 5 informes (iniciado en el año 2011), parecía que la pandemia nos haría una mala jugada, pero en realidad no nos detuvo y se hizo esta presentación, con comentaristas de otros países de la región en una de nuestras redes sociales, logrando el objetivo de presentar a más de 190 participantes estos resultados.
En esta idea de compartir conocimiento, las redes sociales se convirtieron en nuestros mejores medios de difusión, logrando llegar cada vez a más usuarios, como es el caso de la serie de informes de Análisis de Coyuntura, sobre los efectos del coronavirus en la región latinoamericana en el desarrollo territorial rural; así como colaboraciones en artículos de opinión a nivel regional o la participación en foros de análisis sobre los problemas que enfrentan los territorios en Colombia, Ecuador, Chile, Centroamérica y México.
Como una parte esencial del trabajo de Rimisp en la región, se encuentra la oferta de formación académica, que articula los conocimientos teóricos y prácticos que surgen de la investigación aplicada de Rimisp, lanzándose una serie de microcursos enfocados al desarrollo territorial, en temas de sistemas agroalimentarios sostenibles; vínculos rural-urbanos, bienestar e inclusión; jóvenes rurales y territorios; mujeres rurales y conflictos socio territoriales, logrando un lleno total, alcanzando la participación de más de 200 personas por curso.
Por otra parte, el fortalecimiento de capacidades de los actores involucrados en los procesos de desarrollo en los territorios, también es parte de los objetivos y quehacer de Rimisp en la región, ya que son agentes activos y de cambio; por lo que el trabajo en los territorios es continuo, pero el coronavirus nos puso a prueba una vez más, donde las plataformas de comunicación nos facilitaron esta tarea, así como continuar con los procesos de capacitación con jóvenes en territorios rurales.
Las TICs y su aplicación en redes sociales nos han hecho más amable este confinamiento, logrando compartir el trabajo que hacemos en Rimisp, pero también abriendo espacios de diálogo con los participantes que nos han seguido, y sobre todo tener una mayor interacción con los usuarios de redes sociales.
Seguramente, el COVID-19 nos seguirá poniendo a prueba, el retorno a nuestras actividades a nuestra vida diaria ya no será el mismo; sin embargo, una cosa es clara, la pandemia nos paralizó por un momento, nos tomó de sorpresa, pero no nos detuvo del todo, paradójicamente nos impulsó a seguir trabajando y colaborando con más ahínco, adaptándonos a estas nuevas realidades.
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