Crisis y oportunidad, diálogo y participación de los actores son algunos de los factores que han confluido en el proceso de Construcción de Políticas para el Agro 2020-2030, en el que nuestra oficina en Ecuador ha colaborado ampliamente, como parte de la asistencia técnica que brinda la representación de la Organización de las Naciones Unidas (FAO) en este país, para la construcción de estos lineamientos.

La iniciativa de buscar un conjunto de políticas que respondan a las demandas de los habitantes del agro, surgió del Ministerio de Agricultura y Ganadería ecuatoriano (MAG), en medio de un difícil contexto social, económico y político en la nación andina. El director de Rimisp en Ecuador, Ney Barrionuevo, detalla el escenario que afecta al medio rural actualmente.

“La crisis económica ha impactado negativamente sobre indicadores sociales como la pobreza rural, que a diciembre del 2019, según el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), fue de 41.8%, con un nivel de desnutrición crónica infantil en el medio rural del 28.7% según la Encuesta Nacional de Salud; por otra parte, es recurrente el cuestionamiento de los actores productivos, también planteada en el Grupo de Diálogo Rural del Ecuador, sobre la falta de un norte estratégico para el sector.

El Ministerio de Agricultura ha tomado la iniciativa para responder a esa demanda de políticas de Estado para el agro, que reflejen un cambio de visión y de instrumentos de políticas, dado el cambio de escenario, para poder enfrentar retos estructurales del sector como la pobreza, la desigualdad campo-ciudad y nuevos desafíos como la soberanía alimentaria, el desarrollo territorial o el impacto del cambio climático”, indica.

A los indicadores y realidades descritos se suman los sucesos que sufrió el país en octubre de 2019, debido al anuncio de la eliminación de los subsidios a los combustibles y que generaron semanas de tensiones y enfrentamientos. El sector campesino fue uno de los actores con mayor peso dentro de estas jornadas de protesta, que causaron un profundo quiebre en la sociedad ecuatoriana.

Ney Barrionuevo señala, además, “La situación económica del país es complicada con un decrecimiento del PIB en -0.5%, el riesgo país por encima de 1.000 puntos y un sobreendeudamiento; todo ello ha deteriorado indicadores sociales como la pobreza y el desempleo, la desigualdad e inseguridad, y como telón de fondo los impactos del cambio climático que afectan a la agricultura tropical y andina”. Sin embargo, es precisamente, esa situación de crisis la que ha movido a los actores públicos y privados del agro a cuestionarse el rumbo anterior y el set de políticas de hace una década en condiciones de relativa abundancia fiscal, para replantearse una nueva visión, acompañada de nuevos instrumentos de políticas que le sean funcionales, en el nuevo escenario, que hemos descrito.

En ese contexto, el MAG solicitó una asistencia técnica a la FAO y la colaboración de Rimisp para la elaboración de un análisis estratégico de la situación y perspectivas del agro, los retos del sector. Así como para la facilitación del diálogo con actores públicos y privados, en la identificación de los problemas, la definición de una nueva visión y objetivos estratégicos, así como lineamientos e instrumentos de política innovadores.

La experiencia de Rimisp y su agenda de trabajo por más de 30 años en América Latina, su capacidad de hacer del diálogo un instrumento para la resolución de los conflictos entre actores y territorios ha sido fundamental en la construcción de las políticas para el agro ecuatoriano. Los aportes conceptuales del equipo técnico de la oficina país,  al proceso de diseño se centran en la comprensión de la diversificación de actividades en la ruralidad;  los vínculos urbano-rurales, para la aplicación de un enfoque territorial, así como en la adopción del concepto de sistema agroalimentario desde la producción hasta el consumo. De igual manera propuestas para potenciar las fortalezas y oportunidades de la agricultura familiar no solo en el mercado interno, sino tratando de conectarla a dinámicas de exportación, con estrategias de diferenciación por calidad, incluyendo la diversidad biocultural territorial.

“Rimisp ha puesto énfasis también en la participación de las mujeres y los jóvenes rurales en la estrategia y que sus expectativas sean atendidas con políticas diferenciadas”, indica el director de Centro para el Desarrollo Rural en Ecuador.

El documento base de las Políticas para el Agro 2.020-2.030 contó con una amplia participación de agricultores familiares, organizaciones de pequeños productores, jóvenes emprendedores rurales, gremios del agro, agroindustriales y de exportación, la academia, ONGs y agencias de cooperación, así como dependencias clave del  MAG y los gobiernos autónomos descentralizados. En la actualidad se llevan a cabo talleres de diálogo territoriales para retroalimentar la propuesta, que está compuesta por seis ejes Su presentación oficial se realizó el 19 de febrero pasado.

Rimisp es parte del equipo que está facilitando esta fase de socialización entre los actores clave.  Todos estos esfuerzos se enmarcan en nuestros objetivos y línea de trabajo como institución. “Tenemos la convicción, de que la única manera de tender de nuevo puentes y buscar en paz una salida a la crisis, que golpea con especial crudeza al campo, es el diálogo” manifiesta Ney Barrionuevo, director de Rimisp en Ecuador.